O sin temer el poco rato que debía disfrutarlo.
Solo sé que volé durante segundos de espanto
Y de que tus ojos hacen que no pueda olvidarlo.
Las valerosas palabras de aliento saben a estiércol
Ante un convencimiento vacío de empatía.
Y sin embargo respiro profundamente
Mirando a un cielo que soporta indemne
Todo el peso de unos años mal fumados,
Todas las nubes que lo maquillaron
Y que hoy hacen a veces que lloren sus ojos cansados.
Hoy ese cielo me relega el cargo
El camino no soporta los pies de plomo
Y decae la tranquilidad paciente de un desenlace.
Mas ese cielo sigue siendo testigo de la inmensidad
Ese llanto no tenía dueño
Y tal vez las imágenes venideras no empañen la vista.
1 Mayo 2009
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