
Nunca pedí ser tratada entre miles de algodones, pero tampoco creí tener que transformarme en un perro faldero que hace malabares para recibir fiestas y cariños escasos de su dueño. En lugar de eso prefiero cerrar los ojos y pensar en la insignificancia de mi adicción indomable a tu piel, en lugar de eso dejo escapar suspiros de desaliento que se mezclan con el humo que dejas escapar a cada momento mientras pides un receso.
Tus preguntas se hacen pesadas en una situación que recobra la originalidad de un mimo bicolor, y ni una pizca de aire entra por la ventana para llamar mi atención. Las agarraderas aleatorias no existen y caigo en la trampa de dejar escapar cada uno de los silencios que me delantan como absurda culpable de mi sueño imposible y frustado.
Mientras agotas las fuerzas y ganas de regalar originalidad de una persona que creía no poseía, sueño con dejar el turno a tu falta de empatía y cambiar de tornas esta situación que corroe las entrañas. De este estar y no estar contigo y sin ti.
13 Junio 2009
No hay comentarios:
Publicar un comentario