miércoles, 3 de octubre de 2012

Y las innombrables no llegan

Sigo buscando una manera de decirte que aún no estoy perdida.
Que aunque mis ojos ya no brillen como antes, no necesitan más atenciones discordantes afloradas por tus comentarios malsonantes e hirientes sin pretender ser de ese género.
No sé si perdí el humor, si me consumió el ardor de unas palabras acertadas o unas miradas lascivas. No sé si deseché ser quien anhelaba ser sin saberlo sólo gracias a la compañía de tu sombra en el espejo.
No fue mi intención ser diferente ni en un inicio ni en un tiempo determinado que desconozco, cuando y de donde vino.
No sé ni que percibo ya, sin importar si estoy o no contigo. Es dificil de explicar cuando de tanto estudiar lo surrealista ya no le encuentras sentido. Al igual que una palabra conocida que al repetirla desmesuradamente deja de tener cariz significativo.
Las palabras que antes me ayudaban parecen haberse ido, cansadas de responder a mis deseos de gritar envidias y celos a lo que yo solo creo. Tantas veces las he callado por miedo a pronunciar temores de todo tipo que ahora al querer generarlas no nacen como quiero.
Algún día, deseo, este cristal de pensamientos amortiguados se irá deshaciendo entre hilos de verdades redescubiertas, de madurez incierta y de seguridad caprichosa.


17 Enero 2009

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