martes, 16 de octubre de 2012

Cuesta arriba


Vivimos en un momento difícil en que no sabemos para donde tirar, y más si la situación general y particular no es la idónea para hacernos elegir. Para quien está acostumbrado a ser mandado le cuesta continuar una travesía en solitario sin detenerse a remolonear.

No hay momento definido para entregar proyectos o plazos de estudio para un test que nos hará perder la cabeza y la mitad del pensamiento. Solo existen el resto de compañeros que aún no acabaron o siguen haraganeando estudiando facetas opuestas a lo pasado, coleccionando saberes y despilfarrando para pasar el rato que sin duda se hará eterno.

Habremos de desperdiciar el tiempo quejándonos de algo que en realidad no nos afecta, dejando a un lado el estudio útil y el trabajo a media jornada para así depender de una paga que puede que se extinga.

Somos una juventud variopinta y alocada que mejor o peor está jugando sus cartas lo mejor que puede o comprándose barajas nuevas. Perderán algunos inteligentes el optimismo y la confianza que se generaron, despreciándose mentes bien formadas a favor de enchufes de ineptos. Habrán de irse las buenas facultades para acoger al resto y aún así la situación costará enmendarla, puesto que en un país de niños gobernantes que patalean y se tiran tierra se dejará de lado lo importante, el bien común, para centrarse en una inútil salvaguarda de otros cuatro años, o una pensión eterna en la que a pesar de todo seguiremos aceptando mientras escribimos tweets ingeniosos que no irán a parar más que a unas cuantas visitas más. Serás un poco más popular y olvidarás tu gran verdad mientras planeas un lunes tu próximo fin de semana entre amigos iguales de pasmados y alcohol regurgitado.




30 Septiembre 2012

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