martes, 16 de octubre de 2012

Expurgando

Debía de ser la única que no sabía quien era él. Tan agazapado entre columnas que no se dejaba ver, mientras un portador de estandarte de colores chillones se adelantaba a su paso, para calibrar las oportunidades de complacer a tan bella señorita. Esa minifalda hizo el papel de portada del producto, el resto fue dejarse llevar por una sonrisa y algún que otro movimiento acelerado, sin pensamiento. Pero el que realmente perseguía ser encontrado tal vez no era el primer plato, tal vez por una vez, para desorbitar tanto convencionalismo prefirió un supuesto chico malo, una antítesis de su modesta necesidad de no sentirse sola ni en silencio nunca.

El caso es que lo que tiene que llegar a veces se acelera, entrando de sopetón por la puerta, y dejando que los demás elementos la favorezcan. Tal vez la antítesis nunca tuvo lugar realmente en ese alma corrompida, tal vez ella nunca supo responder que no a lo que se le pedía, dejándose llevar ante las sutilezas y las osadías  permitiendo de todo por una sonrisa tibia  por un gesto simple, por una seña de que era de su propiedad...

Pero la seguridad a veces hace fallar tales conceptos, tal vez ella nunca fue su sombra eterna y segura, tal vez tan solo a la espera de un hogar cálido pero no tan llamativo esperaba sosegada, paciente. Pero el caso es que cuando dicha entrada se hizo visible acabó desbaratando todas las ilusiones, todos los celos, transformándolos a comparaciones.

Y es que el rojo nunca podrá ser verde, y es que si no se expurga el hueco que siempre hubo no podrá ocuparlo realmente nadie...

No hay comentarios: