martes, 16 de octubre de 2012

Temeridad encarcelada

 





















Soy la sombra que atañe al rumor de tu rostro, 
La que te arrebata el clamor de una risa 
Y te regala al mismo tiempo un suspiro desdeñoso. 
Soy la que no quieres ver cuando eres dichosa 
Y de la que no puedes huir cuando te encierras. 

Naces de mi espesa sensación de nerviosismo 
Y la espera que arrojas al vacío me acaricia lasciva. 
Mientras tus manos se niegan a seguir su camino 
Una vez la veda ha sido abierta por su lengua viperina 
Y no hayas placer de acabar con tu sufrimiento. 

Trastornas en mí tu inocencia perdida, 
Renegando de extrema conciencia y vacío. 
Mas alimentándome creando en tí la duda 
Y posibilidad de salir del cerco que se te ha creado, 
Ahuyentando a los corderos, positivándolos en perversión. 

Pues esa, tu cara informe y desperfecta, 
Presta expresión inacabada y sacrílega, 
Te la endulzo en tu comisura traviesa 
Y la busco en tus alas de santita impresa. 
Pues el cambio dio la vuelta a tu cabeza 
Y el resto lo conciben tu elección y mi experiencia. 



30 Junio 2009

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