martes, 16 de octubre de 2012

Nostalgia

Obra de Camila d'Errico
Supongo que todos nosotros hemos hecho más de una limpieza de habitación, un proceso de reorganización al entrar cosas nuevas. Al ser necesario revisar lo anterior para retirar lo innecesario, guardado en un arrebato nostálgico, se antoja extraño a la misma vez desechar tantos restos de una vivencia pasada. En muchos de los casos, esos fragmentos sueltos de apuntes o trabajos escritos con una mano insegura y a grandes trazos pueden ser los pocos retazos de recuerdos a los que podamos acudir.

Pero esos momentos de regresión se reducen a estas situaciones de limpieza, miramos tanto al frente que no necesitamos saber el problema que pudimos resolver para una clase que no recordamos ni cuantos alumnos tenía o el número que eramos en ella. Con nuestra selección personal nos contentamos para avanzar, resignándonos a que esa mente caduca acabe por calcinar poco a poco esos restos de años pasados.

El intento en vano por borrar los detalles de vulnerabilidad o esceso de inocencia ante situaciones difíciles para afrontar es el impulso que domina al querer lanzar los pocos intentos de sincerarse con uno mismo y expresar unos sentimientos adolescentes casi ridículos. De todo ello se ha renegado con este gesto y en cuerpo y alma, por lo que no debería ser motivo de arrepentimiento.

Pero, ¿que frena nuestra mano en algunos aspectos? ¿A quien le puede interesar tus dibujos y su evolución de mano de una persona que decidió dejarlo en la estacada? No pueden ser los inicios de un artista que decidió escoger otro camino al ver que claramente el jobi no debía ir más allá. La lástima de todo ello es que ya ni hay jobi.

Ello nos hace volver a depositar los torpes intentos de realidad en soporte níveo de vuelta al cajón. Con vistas a una supuesta clasificación que se espera retrasar lo máximo posible, evitando un nuevo enfrentamiento con unos años que ya no volverán y que no se saben como amarrar.



2 Julio 2011

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