lunes, 1 de octubre de 2012

Trabajo final Peritaje. Análisis Autenticidad

Llegados al final de curso usualmente se solía hacer un trabajo de una obra en el que se analizaban los aspectos más importantes aprendidos durante el año: Autenticidad y Originalidad. En otras palabras, había que datar una obra física que tuviéramos a nuestro alcance, pero debido a la falta de tiempo se tuvo que intercambiar por dos trabajos cortos. En ellos elegíamos dos obras y analizábamos dichos parámetros sin necesidad de datarlas. Podía elegirse una misma obra para el análisis o una para cada tipo, como fue mi caso. En este punto elegí una obra pictórica de un artista contemporáneo, Jose Luis Muñoz, con el que tuve la oportunidad de hablar mediante correo electrónico para cerciorarme acerca de aspectos técnicos como los materiales utilizados, algo que una simple imagen no podía decirme. Al terminar y entregar el trabajo se lo mandé igualmente para saber su opinión y me siento orgullosa al decir que le sorprendió todo lo que adiviné de las entrañas de la obra, sin dejar pasar ni un centímetro de la misma. Sin más palabrería innecesaria, espero que os guste tanto como a él.




Antes de adentrarnos en detalles es necesario describir, aunque sea un comienzo algo frío o automático (artificial), la obra que nos concierne analizar, en lo que a autenticidad se refiere. 
Nos encontramos ante una obra pictórica del artista cordobés Jose Luis Muñoz, afirmación verídica gracias a los datos que aporta su sitio web, a su galería de obras incluyéndose la que nos ocupa y a su firma, situada en la esquina inferior derecha de la misma.  
El título de la pintura elegida es “Romeo + Juliet”, detalle que nos hace comprender bastantes detalles iconográficos y simbólicos que se observan. Es una obra bastante cercana al entendimiento del espectador si vive en el mismo periodo temporal que su autor.
Actualmente la podemos hallar en la Colección de arte de la Universidad de Córdoba, en el edificio del Rectorado, concretamente.  Y fue realizada en el 2003, año en que se expuso en la galería de arte Gema Lazcano junto con una colección de obras de la misma temática referente a William Shakespeare, bajo el título de Amores que Matan. 
Se podría afirmar que esta obra es totalmente contemporánea, pero puesto que todo desde hace dos siglos hasta hoy corresponde a ese grupo es algo ambiguo de especificar o de encuadrar en algún subgrupo estilístico derivado de éste por falta de perspectiva histórica. 
Así pues, se pueden vez varias influencias en la obra: primeramente nos podemos remontar al arte clásico, por el sencillo motivo de que al verse las dos figuras encajadas en una especie de nicho marmóreo con inscripciones, en apariencia antiguas, nos paramos a pensar en los muros romanos ricamente ornamentados con mensajes en latín acerca de la gloria del Imperio y del Cesar.
Por otra parte podemos ver parte del naturalismo de las figuras que podíamos ver en la estatuaria griega, todo ello sumado a las vestimentas ligeras que llevan puestas.
Como detalle a destacar, se percibe un dato especial que nos habla a gritos de la actualidad de la obra. Ello no es más que la letra que aparece grabada al fondo del “nicho” de piedra, y que reza: “Y MORIRME CONTIGO SI TE MATAS, Y MATARME CONTIGO SI TE MUERES”.  Dicha frase pertenece a la letra de la canción denominada “Contigo”, perteneciente al disco “Yo, mi, me, contigo”, realizado en el año 1996 por el cantautor Joaquín Sabina, nacido en el año 1949, reconocido a su vez por el barroquismo de sus letras.
Pero sin necesidad de conjurar más suposiciones qué mejor que adjuntar la opinión del estilo de esta obra (y de toda la producción) de mano del propio artista:
         
Indirectamente o no, Jose Luis Muñoz se ve influenciado por gran parte de los estilos que le preceden, creando así una fusión que da como resultado una obra completamente personal y llamativa, es decir, no nos deja indiferentes. 

En la técnica también crea fusión, utiliza grafito, carbón, temple y acrílico, todo ello sobre un soporte de madera de 92x73 cm.

Sin más preámbulos nos ocupamos del análisis iconográfico al completo acerca de esta imagen que tanto tiene que decirnos:
Observándola al detalle podemos ver primeramente a dos personas colocadas (por así decirlo) en una especie de nicho horadado en una pared de mármol. Dichas figuras, vestidas con ropas vaporosas comparten el estrecho espacio de manera muy apasionada, tan solo detenidas en el momento de la captación de la “imagen”.

Las figuras, se ven coquetas entre sí, echada una sobre la otra, siendo la de la derecha la que parece intentar acariciar el muslo de su compañera, retirando el vestido, mientras que con la otra mano, reposada en la rodilla de la figura de la izquierda parece reposar tranquila, acariciada levemente por la otra mujer.

En definitiva, la figura de la izquierda se mantiene sentada, apoyada contra la pared, tranquila y reposada mientras mira al espectador, tan solo mostrando levemente el afecto a la persona que le acompaña mediante el leve roce de un dedo a su mano. En contraposición, es la otra persona la que parece frenada de repente para ser retratada, es decir, la que se ve más activa en la escena, esperando que ese instante pase para seguir con su picardía para con su compañera.

Esta actitud es posible adivinarla por sus posturas, aunque en el caso de una de ellas puede confundir o dar más de un significado. El caso es que la persona situada en la izquierda de la escena aparece sentada, pero con una pierna contraída y la otra contra la pared, parcialmente flexionada dentro de lo que el escaso espacio permite. Con esto nos da a entender o bien que está tranquila y a gusto, extendiéndose todo lo que puede, o que está en tensión al verla en conjunto con la otra figura, dando a entender una parte de nerviosismo al ser descubierta, potenciando esta impresión con el gesto de la mano que extiende hacia su acompañante, como indicando que pare.

En contraposición, la otra figura se puede ver totalmente contraída, encogida en la esquina derecha, tapada por las piernas de su compañera y tan solo sacando su brazo por encima de estas para acercarse a la otra persona, mientras que sobre una mano reposa su cabeza y nos mira.

En apariencia parece una pareja de enamorados normal y corriente, pero si nos paramos a verlas con detenimiento, una a una nos damos cuenta de que la situación no es como creemos que es a primera vista. Concretamente, observando a la figura de la derecha podemos adivinar que a pesar de sus ropas, poco ilustrativas acerca de su género, se trata de una mujer. 

Así pues, se trata de dos mujeres, ambas de pelo largo, negro y rizado, con caras bastante similares, la de la izquierda más tierna y tranquila (o levemente temerosa) y la de la derecha algo más pícara, como quien ha sido descubierto “in fraganti” y posa en el momento justo.

En el hombro izquierdo de esta mujer, que deja al descubierto al tener su camisa abierta al completo, se puede ver parcialmente un tatuaje de lo que parece ser una flor de lis. 

Las ropas, como ya se dijeron, son ambas blancas y ligeras, la de la mujer de la izquierda es una especie de vestido o camisón, la de la otra parece ser una blusa, abierta hasta los hombros, dejando al descubierto su tórax, que mantiene oculto tanto con su propio pelo como con la pierna de su compañera, hecho que se hace más fácil al mantenerse encorvada hacia delante.

Al fondo de esta escena, en el mismo habitáculo, se pueden ver unas letras cinceladas en la pared de mármol.

A los pies de la mujer de la izquierda y cercana a la rodilla de la de la derecha se puede ver una flor de color azul, colocada en la esquina inferior derecha y casi en el borde de dicho espacio. En apariencia parece estar sostenida mediante el taño por la rodilla de ésta última.

Llegados al punto de la identificación es crucial revelar la identidad de estas dos mujeres, que gracias al título se puede obtener: Romeo y Julieta. Lógicamente, puestos a identificarlas, se entiende que la figura que se muestra sin reparos, es Julieta, mostrando sin lugar a dudas su género gracias al vestido que deja mostrar sus hombros y oculta a tiempo sus pechos.

En el caso de la otra persona, Romeo, ya queda más oculto, otorgando algo de interés y misterio a la escena, es decir, invitando al espectador a que se pare a observar con detenimiento para descubrir el secreto. Así pues, dicha figura, encorvada y casi oculta por su acompañante no muestra nada que nos pueda dar pistas acerca de su sexo, salvo su cara, de aspecto afeminado. Por lo demás, sus manos no parecen tan finas como las de su vecina, ni su pelo, tan largo y cuidado como esta última, nos puede afirmar su género. Definitivamente no se nos dan pistas claras, dejando todo a la imaginación y la mente de quien lo mira y la cultura que tenga.

En mi opinión personal, veo claramente que se trata de dos mujeres, una pareja, por lo que tratándose de la identidad que tienen, hace que cambie el concepto casi por completo, alejándolo que lo que vemos convencional. Pero al mismo tiempo se da un nuevo giro a la historia. El amor imposible de un Montesco y una Capuleto se ve reinterpretado hacia el tema de la homosexualidad y el resquemor que despierta aún en algunas personas.

No estamos acostumbrados a dichas escenas y es lo que el artista parece querer mostrarnos sin pudor, acostumbrando la vista a su realidad, a lo que ocurre en nuestro entorno y la gran mayoría de la gente “normal” se niega a digerir.

Esta tragedia shakesperiana se ve complementada por el mensaje de la pared del fondo, perteneciente a una canción de Joaquín Sabina, como ya se dijo anteriormente. Consta así la redundancia de la renovación de un mensaje antiguo con un lenguaje moderno, más cercano.

El detalle de la flor azul no nos puede pasar desapercibido: se trata de una rosa de dicho color, cuyo significado gira en torno al olvido y por otro nos habla de lo inalcanzable, precisamente por lo difícil de la obtención de esta especie.
Como flor azul nos evoca la noche, momento de encuentros de esta pareja, pudiendo ir el significado más allá y hablarnos del momento en el que finalmente están juntos: en la noche de sus vidas, en la muerte. 
Este tema de la muerte se nos vuelve a presentar disimuladamente si miramos a fondo el lugar en el que se encuentran: una especie de nicho, lugar que entre otros usos era el destinado a recoger un ataúd o urna funeraria.  

El detalle del tatuaje en forma de flor de lis en el hombro de Romeo es otro objeto de gran ambigüedad , puesto que respecto a significados nos puede aportar varios destinados a la posible comprensión de este personaje literario: por una parte, la flor de lis, en el campo del psicoanálisis o psicología se ha llegado a interpretar como símbolo fálico, es decir, como forma de representar la virilidad y la fuerza. En este caso, podría ser una indicación para decir de forma sutil a quien haya visto una mujer, que en lo que se refiere a la historia, esta figura es Romeo, el hombre, detalle que secundan sus ropas y manos más toscas. El otro significado posible proviene de la novela de Alejando Dumas “Los tres mosqueteros”, en la que cuenta como en la Edad Moderna francesa los verdugos marcaban con dicho símbolo a los delincuentes, tachándolos de indeseables. Puede tratarse de una forma del autor de mostrarnos que dicho personaje fue considerado asesino, o por otra parte, indeseable por tratarse de una mujer, amante de otra mujer, actitud que hoy día podría originarse.

El tema encuadre que se puede percibir claramente es el del amor, casi cegado por el deseo y la pasión. Y si lo sumamos al significado de la rosa se convierte en amor o deseo inalcanzable, logrado en la “noche”. Por que como dice el cantautor que evoca el pintor, “Amores que matan nunca mueren”: su amor los mató, pero no murió con ellos.

Con esta obra el artista retrata el marco circunstancial de la mayoría de la sociedad actual, lo que preocupa desde dentro y desde fuera, enmarcándolo en un contexto en el que la aversión y el rechazo también se daban lugar. Él mismo nos lo explica de esta forma: “la tragedia de los/as protagonistas por su intenso amor a contracorriente, lo interpreté como el amor entre dos personas del mismo sexo. De las versiones que había visto de esta obra, ninguna se había interpretado así.”  

En la técnica, como ya se sabe no se puede ser muy innovador, lo único que puede hablar favorablemente del artista es su buena elección y el mejor uso, resultando una obra bien configurada. El motivo de fusionar varias técnicas va en función del enriquecimiento de las partes que le interesan.  

Un detalle que habla de su vanguardismo es el uso del grafito como técnica dibujística, es decir, dándole un uso muy distinto al que se le daba en la antigüedad, relegado al dibujo preparatorio. En esta ocasión, como el mismo autor nos revela , usa el grafito o carboncillo para un dibujo preparatorio, pero lo realiza hasta el más mínimo detalle (se considera dibujante ante todo).  Luego le va añadiendo color, primero con temple y luego con óleo, todo esto mediante finas veladuras, quedando restos del dibujo en las zonas que convienen. Utiliza el óleo como cualquier artista de su tiempo, técnica muy empleada desde que se descubrió, pero sin embargo la acompaña de la técnica históricamente anterior a esta, el temple, haciendo una consonancia de texturas visuales muy diferentes que armoniza con el grafito en diversos puntos de la superficie, aquellos donde se transparenta bajo las capas de pintura.

Como soporte es poco usual la madera, muy poco utilizada en la actualidad por ser un material más pesado e inestable en lo que a conservación de la obra se refiere. Pero queda patente que sin este soporte preparado no podría realizarse un buen dibujo base de una gran obra pictórica.

En definitiva, bajo nuestra opinión personal y con las razones expuestas gracias a las observaciones, estudios y experiencias obtenidas podemos decir que “Romeo + Juliet” es una obra con técnicas innovadoras, resultante de un artista auténtico y con grandes dosis de actualidad, pero sin dejar de lado a los grandes maestros del pasado y sus estilos correspondientes. 

Imagen1. Detalle Firma del Autor y Rosa Azul

Imagen2. Detalle frase del muro de mármol

Imagen3. Detalle Romeo
Imagen4. Detalle técnica grafito

Imagen5. Edificio Rectorado de la Universidad de Córdoba





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